lunes, 29 de septiembre de 2008

Tomando partido

En la vida se toma partido por todo y para todo. A veces sin saberlo, sin darse cuenta. En el fútbol, en la competición, en la calle, en el trabajo, viendo la tele. Nos cae bien o mal alguien y tomamos posición. Muchas veces atendiendo a impulsos incontrolados e inexplicables. A veces por simpatía hacia el débil. A veces por llevar la contraria.

Pero es un hecho que cada día decidimos, tomamos posición y actuamos en consecuencia. Que se lo digan si no a los aficionados del Barça y del Madrid un lunes después del partido de la máxima. Unos se esconden y otros pasean con orgullo, luciendo moral de victoria por algo que ellos simplemente han visto. Por fortuna, esa posición no suele l
levar más allá de un simple comportamiento delineado.

Pero, pero ... Hay veces que tomar partido exige atención, madurez, sentido común y la certidumbre de que hagas lo que hagas acabará provocando un daño o una rotura que no tendrán vuelta atrás. Lo peor es cuando eso sucede y no hay alternativa posible. Me refiero a conflictos familiares. Divorcios, separaciones, trifulcas familiares por causa de negocios. Y ahí no valen las medias tintas ni la equidistancia que gusta a tantos.
Aunque haya intención de hacer las cosas civilizadamente.

Porque los protagonistas no te lo pondrán fácil.
O estás conmigo, o estás contra mi. Dentro de tí se alza dolor, porque sabes que ya nada volverá a ser igual.

Y lo peor, que uno u otro ganará, mientras el otro pierde y se hunde. Porque en esos conflictos las tablas no existen. Hay guerra, a menudo se juega sucio, salen los bajos instintos en los protagonistas y en "bichos" cercanos, y la historia no para hasta que una de las dos partes agacha las orejas
y silenciosamente se retira para regocijo del oponente, ¡antaño inseparable!



Paso ahora por un proceso familiar de estas características. Por fortuna no me afecta en primer grado, aunque me toca de cerca. Puedo decir que el conflicto empezó hace años, estalló con virulencia hace un año y creo que ha llegado la fase en que uno de los dos lleva el estoque en la mano, para entrar al descabello. Y el resultado me cabrea, me desagrada, me joroba muchísimo, porque veo que dos personas que fueron uña y carne durante tantos años se odian a muerte ahora más que nunca. Del amor al odio ... Y yo no puedo quedar en medio ni al margen. Pero la gente que lo ve de cerca toma partido, a veces con crueldad. Ignoro con qué criterio.

Muy desagradable.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Mis momentos Nescafé

Leía el otro día que el 97% de las buenas ideas las tiene la gente durante sus momentos de ocio. Sólo un 3% durante el trabajo. Parece que el trabajo provoca rutinas que aplacan la creatividad, y es fuera de él donde se pueden alcanzar mejores rendimientos creativos. Discutía también hace poco con un familiar sobre mi obsesión por leer a diario "La Contra" de La Vanguardia. Aunque haya veces que es realmente infumable, a menudo aparece gente interesante, con ideas o vidas interesantes que te hacen pensar. El familiar me decía que no tenía tiempo para eso, a lo que contesté que si no lo tenía debía buscarlo.

Yo, entre semana, tengo media hora que es mía. Entre soltar a los niños en el colegio y entrar a trabajar tengo esa media horita que permite relajarte, leer La Contra, tomar tu café y en definitiva, soltar la mente. Es ejercicio que aconsejo sin duda, intentar vaciar el control del cerebro, caminar (o conducir, o leer) de forma automática y dejar que la mente vuele sola, a su libre albedrío. Me produce una sensación relajante, y efectivamente, es en esos momentos cuando mejores ideas aparecen. Tened a mano un lápiz y un papel para anotarlas, porque igual que vienen se van, y con lo que cuesta alcanzarlas no deberíamos soltarlas fácilmente.

Es MI MOMENTO de cada día, y no poría vivir sin él.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Versión original


Estrenan por fin el nuevo bodrio de Woody Allen, "Vicky, Cristina, Barcelona". Vaya título, parece que por contrato debía aparecer el nombre de Barcelona en el título y el clarinetista no tuvo idea mejor. Escuchaba esta mañana en la radio una tertulia donde atacaban el tema de la versión original, y ya han salido el par de pijos de siempre que si la versión original subtitulada es imprescindible, que sin escuchar la voz del actor se pierden matices, la interpretación no es completa, y blah, blah, blah.

¡Un huevo! Estoy harto de pijos y expertos que todo lo saben. En 2002 entró el Euro, y los "expertos" nos dijeron que la adaptación sería fácil, en un par de meses contaríamos en euros como si nos hubieran parido con ellos. La puñetera realidad fue muy cruda, seis años después hay quien todavía tiene problemas. Yo, que había salido alguna vez de viaje durante un par de semanas jamás me había acostumbrado y cogía un complejo de palurdo tremendo. Luego vi que lo que me pasaba a mi era lo normal.

Pues con los subtítulos lo mismo. A ver, cuando voy al cine voy a VER una película, no a leerla. Un servidor se defiende en cuatro idiomas, pero nativos solamente 2. O sea, que entender 100% una película en inglés o en francés, como que complicado. Y si me dedico a leer me pierdo la mitad de la peli. Aparte de que pillaré un montón de matices enrriquecedores, pero no entenderé un pito de la película.

Pues no, viva el cine doblado que me permite apreciar una película igual que la puede ver un yanqui. Y seguro, seguro que la mayoría piensa como yo, pero no se atreve a decirlo en voz alta por el complejo de palurdo. ¿Joan Pera doblando a Woody Allen tiene algo que envidiarle al original?

lunes, 15 de septiembre de 2008

La ley de la conservación del beneficio

Me enseñaron de pequeño el Primer Principio de la Termodinámica, también conocido como Ley de la Conservación de la Energía, a saber, "en un sistema cerrado, la energía ni se crea ni se destruye, solamente se transforma". Yo le di vueltas y vueltas y no lo entendía ni me parecía coherente. Joder, yo ponía las pilas a mi linterna y al cabo de unas horas o días se gastaba. ¿Y a dónde había ido a parar la electricidad de la pila? Mi lógica infantil decía que esa energía se había destruido. O mi madre llenaba la bañera de agua caliente y al rato se enfriaba. No fue hasta mucho después que entendí la clave del asunto, que consistía en entender lo que es un sistema cerrado. Ahí, en ese sistema cerrado no entra ni sale nada. La pila había soltado energía eléctrica que se había convertido en energía lumínica y calor. Hasta que se acabó. El calor del agua de la bañera se intercambio con el ambiente y se equilibraron las temperaturas.

Pues con la crisis de ahora lo mismo. Ya pueden hablarme de globalización, de mercados internacionales, de subprimes y de puñetas en vinagre. Después de hondo meditar he generado mi Primer Principio de la Tastavinería que dice que en un mercado terrestre, los beneficios ni se crean ni se destruyen solamente se transforman, es decir se compensan, es decir pasan de mano en mano.

Pues sí, cuando un compañero de trabajo me dijo que había comprado Terras a 40 € y ya estaban a 120 €, mi colmillo de la envidia goteaba que era un primor. El mismo compañero me confesó un año más tarde que no había vendido y que al guardar pasó por el pico de los 157 € y ya estaba en los 20 €. Eso se llaman beneficios o pérdidas virtuales. No llegó nunca a ganar dinero, y sí lo perdió, el día que vendió. Todo lo que no sea pasta en mano, o mejor oro, es volátil, tiene un valor ficticio de mercado y si pillas cacho perfecto. Pero te puedes encontrar que nadie quiere tu ladrillo, o tus acciones y entonces vendes a pérdida.


Lo que ganan unos lo pierden otros, y no hay más que hablar. A semejanza de la linterna y la pila, la bolsa ha dado beneficios a unos cuantos que han vendido a tiempo hasta que el sistema se ha agotado. Y también se acabó, pérdidas para el resto. Si sumamos todo, los precios a los que compraron y vendieron todos, el resultado es 0. ¡CERO!. O sea, vivimos en un mundo global por eso de que es un globo, y a que a veces se pincha. Y cuando pincha, mejor no estar detrás del agujero por donde escapa el aire, saldríais mal parados.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Emociones encontradas

Ayer, 11 de septiembre de 2008 se cumplieron 7 años de la masacre de New York, presuntamente llevada a cabo por terroristas de Al-Qaeda. Para nosotros, los catalanes se cumplieron 294 años de la capitulación de Barcelona de 1714, donde se perdieron los fueros catalanes, y empezó una reivindicación histórica que todavía hoy dura. Es curioso, porque la mayoría de catalanes no tenemos puñetera idea de lo que pasó en 1714, quién era Rafael de Casanova, ni lo que pinta Sant Boi de Llobregat en toda esa historia. Después de 40 años de franquismo, donde toda referencia a Instituciones Catalanas fue rigurosamente prohibido, nos encontramos a partir de 1976 con ansias de libertad y de identidad. Salimos a la calle, gritamos todos a una "Llibertat, Amnistia i Estatut d'Autonomia" y brindamos con cava cuando Tarradellas llegó al balcón de la Generalitat de la Plaça Sant Jaume (procedente de Madrid, que no de Saint Martin le Beau) y gritó "Ciutadans de Catalunya, ja soc aquí!!!!". Se me pone la piel de gallina cuando lo recuerdo.

Sucede que en posteriores diadas, los balcones se llenaban de senyeras para recordar la Diada Nacional de Catalunya dando colorido y aire festivo a una jornada de reivindicación.
Pasan los años y esas ilusiones casi infantiles, de autogobierno, autonomía, autodeterminación, independencia, alimentadas con nauseabunda mala fe por políticos, periodistas y activistas de mal fiar se dan de bruces con la realidad. No hay independencia, y una financiación más justa es difícil de alcanzar. La gente ve que estamos en la UE, que las pasamos putas para llegar a fin de mes y que lo que preocupa a los políticos es si me das o dejas de dar competencias y 4 duros para alcanzarlas.

Ayer salí a la calle, y me dio la impresión de ver muchas menos banderas colgadas que otros años. Y lo que es más, la proporción de esteladas independentistas respecto del total crece como la espuma.


Para mi está claro, los balcones reflejan la cruda realidad. La mayoría pasa, y los que no, se radicalizan cada día un poquito más. Me gustaría saber dónde vamos, me cuesta entenderlo, la verdad. Mi sentimiento responde al título de esta entrada, por un lado deseo que Catalunya avance y prospere cuanto más mejor. Por otro lado me cansa, me harta, me asquea ver que con ese sentimiento, a veces provocado, juegan cuatro líderes de 3 al cuarto para poner en la picota las relaciones con el resto de España y generar odio y enfrentamiento. ¿Para cuando el sentido común?

domingo, 7 de septiembre de 2008

Civismo sobre ruedas

Barcelona se pone verde. El alcalde Hereu se ha metido entre ceja y ceja joder a los automovilistas y hacerle la vida más fácil a peatones y ciclistas. Hace ya más de un año que se ha montado el bicing, extraño negocio municipal que puede acabar muriendo de éxito. Para quien no lo conozca, se trata de puntos de recogida y entrega de bicicletas repartidos por toda la ciudad. Obtienes tu tarjeta, y mediante uso discrecional el dispensador de bicis te suelta una, la utilizas a tu albedrío y la devuelves en el punto de recogida más cercano a tu destino. Eso cuando el dispnesador funciona, que no parece ser lo habitual. O cuando hay bicis, que hay veces que el dispensador se vacía.

De momento los usuarios ya se han dado cuenta que Barcelona tiene pendientes y no es ciudad llana precisamente, por lo que los puntos de recogida pegados al mar rebosan bicicletas, mientras que los pegados a la falda del Tibidabo y la sierra de Collserola están vacíos. Normal, los biciclistas verdes y modernos toman la bici arriba, se deslizan grácilmente por las aveni
das descendentes del Eixample, y dejan la bici abajo. Para volver utilizan el menos ecológico pero más descansado autobús o metro, que tampoco es cuestión de ir a correr la vuelta a España.

Mientras tanto, la ciudad se llena de carriles bici, a la par que se suprimen aparcamientos (para poder colocar los dispensadores de bicis), también se eliminan carriles enteros de calles en el centro de Barcelona (quién ha visto la calle Aragón y quién la ve!) y se crean zonas
peatonales a tutiplén. Vean si no la zona de Avenida Gaudí, Portal del Angel, Plaça de la Catedral. Afortunadamente, el Alcalde Hereu no ha descubierto todavía esas malditas gomas de 3M que destrozan las suspensiones de los coches y que se han colocado a diestro y siniestro en municipios alrededor de Barcelona. Todo llegará.

A lo que íbamos, un servidor trata de ejercer de ciudadano sostenible y responsable, y camina por las aceras. Hasta que el otro día noté una exhalación a mi lado (fffffffffffffuuuuuuuuuuuuuh) y de poco el manillar de una bici a todo trapo me tira por los suelos. No tuve tiempo de chillarle al individuo cuando 50 metros más abajo no atropelló a un hombre mayor de milagro.


Te paras, miras a tu alrededor y ves que las bicis van a su puñetera bola. Circulan sin casco (¿qué pasa, que si caen no se abren la cocorota como en moto?), van contra dirección cuando les apetece, circulan por calzada y acera a su conveniencia menospreciando absolutamente las más elementales reglas de tráfico y conviviencia, se saltan semáforos y provocan accidentes. ¿Es esto justo? No, no lo es. No pagan impuestos, no reciben multas y su respuesta es el incivismo. Abajo las bicis, por lo menos hasta que demuestren que pueden convivir con el resto de nosotros mortales. Señores Alcaldes que tanto os gusta regular. ¿Para cuando una Ordenanza Municipal de civismo para las malditas bicicletas?