viernes, 15 de mayo de 2009

Zhong Guo avanza deprisa


Para los curiosos, China como lo pronuncian los chinos en mandarín. Zhong (centro) Guo (país) que es como le llaman los chinos a su país. País del centro.

Pasa el tiempo deprisa. Parece que fue ayer, en octubre de 2004, cuando con dos compañeros de trabajo nos fuimos a la aventura asiática. Con la empresa en situación muy delicada, suspensión de pagos en esos tiempos, la búsqueda de proveedores más baratos asomaba con una de las pocas alternativas que teníamos. Recuerdo que me fui a ese viaje con temor a lo desconocido, casi con pánico. Fue duro, una semana en la que visitamos posibles proveedores en Ningbo, Fuzhou, Qingdao y Changzhou, haciendo base en Shanghai. Viajes a diario, duras negociaciones y por fin, cerrando tratos y volviendo a casa.

La cosa funcionó, la empresa ha salido adelante y los viajes se han ido repitiendo ya con rutina periódica. 3/4 viajes al año controlando, especificando y nunca bajando la guardia. Si la bajas, date por jodido, los chinos son hábiles y rápidos.

Acabo de volver del enésimo viaje, perdí ya hace tiempo la cuenta pero deberán ser ya unos 20 y, siendo esta vuelta mucho más complicada que de costumbre con enlaces largos, tuve tiempo para pensar y recordar la evolución que han visto mis ojos a lo largo de estos 5 años. Se puede leer mucho en prensa sobre las virtudes y defectos de ese fascinante país, pero aquí yo expongo mi visión.

Lo primero, insisto, la fascinación que me producen este país y su gente. Jodidos por naturaleza, con un gobierno de puño de hierro, siguen adelante, nunca te niegan una sonrisa, y al mal tiempo le ponen buena cara.

En segundo lugar, cuando después de mi primer viaje me pidieron que definiera China, lo hice con una sola frase : "España hace 40 años". Vi la España del 600, del desarrollismo, del acceso de las clases medias a un nivel de vida jamás soñado. Eso era China. Hoy, 5 años más tarde ya la definiría como "España hace 30 años", y es que me da la impresión que en 5 años han recorrido 10 de los nuestros.

Veamos, hace 5 años se podían ver por las calles taxis (99,9% Volkswagen Santana), autobuses, camiones y coches de lujo (Mercedes, BMW, A
udi, Chrysler y otras berlinas de alta gama). En la fábrica de Changzhou donde fuimos había un coche, el Volkswagen Passat del Jefe. Tengo que decir que este amigo es un poco rata, otras empresas lucían mejores coches. El lunes saqué una fotografía del patio de la empresa. No salen todos los coches que había, y ya no caben más. La foto habla por sí misma.


Ahora ya se ven coches de gama media y baja por doquier. Los encargados y jefes de medio pelo ya se pueden permitir el coche. Antes, por las mañanas, cuando venían por mi al hotel, en 5 minutos llegábamos a fábrica. Esta semana de 20 minutos no bajábamos, el tráfico se ha intensificado de forma brutal. Esto ha generado, como es lógico, nuevas oportunidades de negocio que los chinos han aprovechado de inmediato. Por supuesto, si hay coches, aparecen rápidamente los talleres de reparación de automóviles. Esos talleres cutres con calendarios de tías en pelotas colgados en las paredes. Esos que aquí cada día abundan menos allí florecen sin parar.


No quisiera aparecer aquí como un fascista neoliberal, pero lo que está claro que es un país que no espera el subsidio, busca la oportunidad de negocio, como el día que saliendo de una Feria, con un diluvio de narices aparecieron cuatro chinos cargados de paraguas para venderlos a 1 €. Se los limpiaron en 5 minutos!

Destacar por fin que cuando antes no llegaban, ahora se pasan. Recordareis sin duda la famosa gripe aviar, originada en China hace 3 años. Se callaron, la ocultaron y reaccionaron tarde y mal. Murió mucha gente allí. Simplemente os adjunto una foto de lo que ocurrió en mi avión justo al llegar. Os juro que recé para que ningún pasajero del avión viniera con fiebre. Afortunadamente entramos sin problemas (bueno, 2 horas de colas) pero han conseguido atajar una epidemia cuando nosotros recibíamos aviones de México sina penas ningún control.


Un país, en fin, que se moderniza a velocidad de vértigo, con su déficit democrático sin duda (como España en tiempos de Franco, vamos), pero con una economía que tira una barbaridad y que en un momento dado será la clave para la reconversión política del país sin traumas, porque la transición económica ya estará hecha.

Por fin, cuando llegas por fin a casa y comparas nuestro viejo aeropuerto del Prat con las nuevas terminales de los Aeropuertos de Shanghai Pudong o Beijing Capital te cuestionas si son ellos o nosotros los que vamos por delante. Sobre todo cuando tu maleta te espera en la cinta de aeropuerto chino, mientras que tu esperas más de 15 minutos a tu maleta en la cinta de aeropuerto catalán/español.