Entrados ya en 2009, la cara más fea de la crisis - ¿qué crisis? se preguntaba ZP hace pocos meses - asoma con crudeza. Despidos, ERES o EROS como los llaman ahora en catalán, caídas generalizadas de la bolsa, desplomes de fondos de inversión, ... Hace media hora veo en el Telediario que Roca echa a 2000, empleados y ONO a otros 1000. Eso en un día. Bonito plan. Y las perspectivas apuntan peor, con un paro para el año que viene según la Comisión Europea rozando el 19% en España. ¡1 de cada 5 no trabajará!
El problema es que creo que siguen mintiéndonos (ya se sabe eso de mantener la moral colectiva alta) y nadie agarra el caos que tenemos entre manos por los cuernos. Hasta donde yo veo todo viene de los excesos que venimos arrastrando en los últimos años. Todo ha sido demasiado a lo grande, demasiadas vacaciones, demasiado coche nuevo, demasiada casa pareada, demasiado todo. Ni el país ni nosotros dábamos para tanto, y ahora, pulutant, el batacazo.
Escuchas las radios matutinas, y el ejército de tertulianos que TOOOODO lo sabían (sí, los Tamames, Pedro Jotas, Vieitos, Herreros, Sanuys y animales de parecido pelaje) huyen como comadrejas cuando se les pregunta qué hacer ahora. Todo lo más pasan la pregunta al compañero de al lado y escurren el bulto con olímpico desprecio al pobre oyente que pregunta.
Desde mi humilde ignorancia, os explicaré lo que creo que vamos a vivir en este país los próximos años. Austeridad. En 1999, en pleno círculo virtuoso un periodista preguntó a Rodrigo Rato, a la sazón Ministro de Economía del primer Gobierno Aznar, el consejo que daría a los españoles en esa época de bonanza que vivíamos (recordad inflación baja, tipos bajos, empleo creciente) y soltó algo que burros todos nosotros no quisimos escuchar. Recomendó cancelar deuda. Aprovechar los buenos momentos para devolver parte de nuestros créditos e hipotecas. Quien lo hizo hoy vive más tranquilo. Quien huyó hacia adelante hoy lo paga en forma de cuotas mensuales criminales. Nos embarcamos en hipotecas a 30 años, se pidieron créditos para coches fuera de nuestro alcance razonable. El más tonto pasaba un puente en Praga o en Londres y se iba de vacaciones a Cuba o la Riviera Maya.
Ahora toca, si Dios no lo remedia (que no creo, porque como dicen en los autobuses, probablemente no existe), apretarse el cinturón y vivir sin excesos, sin estirar más el brazo que la manga.
Hoy abres el periódico y ves que los anuncios a doble plana son autopublicidad del mismo diario, y hasta los anunciantes han bajado sus gastos a mínimos de supervivencia. Así pues, grises, por no decir negras las cosas, se me ocurren unas cuantas cosas para empezar a manejarnos (que no salir) de este pozo negro.
El problema es que creo que siguen mintiéndonos (ya se sabe eso de mantener la moral colectiva alta) y nadie agarra el caos que tenemos entre manos por los cuernos. Hasta donde yo veo todo viene de los excesos que venimos arrastrando en los últimos años. Todo ha sido demasiado a lo grande, demasiadas vacaciones, demasiado coche nuevo, demasiada casa pareada, demasiado todo. Ni el país ni nosotros dábamos para tanto, y ahora, pulutant, el batacazo.
Escuchas las radios matutinas, y el ejército de tertulianos que TOOOODO lo sabían (sí, los Tamames, Pedro Jotas, Vieitos, Herreros, Sanuys y animales de parecido pelaje) huyen como comadrejas cuando se les pregunta qué hacer ahora. Todo lo más pasan la pregunta al compañero de al lado y escurren el bulto con olímpico desprecio al pobre oyente que pregunta.
Desde mi humilde ignorancia, os explicaré lo que creo que vamos a vivir en este país los próximos años. Austeridad. En 1999, en pleno círculo virtuoso un periodista preguntó a Rodrigo Rato, a la sazón Ministro de Economía del primer Gobierno Aznar, el consejo que daría a los españoles en esa época de bonanza que vivíamos (recordad inflación baja, tipos bajos, empleo creciente) y soltó algo que burros todos nosotros no quisimos escuchar. Recomendó cancelar deuda. Aprovechar los buenos momentos para devolver parte de nuestros créditos e hipotecas. Quien lo hizo hoy vive más tranquilo. Quien huyó hacia adelante hoy lo paga en forma de cuotas mensuales criminales. Nos embarcamos en hipotecas a 30 años, se pidieron créditos para coches fuera de nuestro alcance razonable. El más tonto pasaba un puente en Praga o en Londres y se iba de vacaciones a Cuba o la Riviera Maya.
Ahora toca, si Dios no lo remedia (que no creo, porque como dicen en los autobuses, probablemente no existe), apretarse el cinturón y vivir sin excesos, sin estirar más el brazo que la manga.
Hoy abres el periódico y ves que los anuncios a doble plana son autopublicidad del mismo diario, y hasta los anunciantes han bajado sus gastos a mínimos de supervivencia. Así pues, grises, por no decir negras las cosas, se me ocurren unas cuantas cosas para empezar a manejarnos (que no salir) de este pozo negro.
- Determina cuáles son tus gastos necesarios y cuales no lo son.
- Determina cuál es tu límite de gasto mensual.
- Determina cuál es tu "punto muerto" dentro de ese nivel. Es decir, cuál es tu gasto mínimo por debajo del cual no subsistes (hipoteca, luz, agua, comer cada día ...) Lo que sobre se llama tu "margen de maniobra".
- Piensa realmente cuando vayas a comprar algo si lo necesitas o no. Te darás cuenta que muchas cosas son realmente prescindibles.
- Paga religiosamente tu hipoteca, si no, el puto banco te echará de casa. Si tienes problemas para pagar el recibo acércate al banco y busca la forma de alargar el plazo o bajar la letra, pero no dejes de actuar.
- Cuando lleguen las próximas elecciones infórmate, lee los programas y entérate de quién puede hacerte mejor tu vida, y vótale en consecuencia. No votes porque sí, ni a quien siempre has votado porque siempre ha sido así.
- Ultimo consejo : utiliza tu "margen de maniobra" para vivir como tú (y nadie más que tú) quieras. Disfruta mínimamente de la vida, y no permitas que 4 cabrones con poder que nos han metido en un pozo sin fondo te amarguen el resto de tu existencia. Pero ojo, no vayas más allá del margen de maniobra.