lunes, 8 de marzo de 2010

Convivencia catalana

Ayer visité las cuevas de Benifallet, en el Baix Ebre. Pequeñas pero espectaculares, tenemos una colección impresionante de cuevas naturales en Catalunya y estas no son de las que desmerecen el conjunto. Se juntó un grupo de unas 30 personas. Fue curioso, ya que éramos unos 15, pasamos una valla y nos encontramos con otros 15. En esas aparece la guía, se presenta y nos pregunta si alguien no entiende catalán. Una señora mayor alzó la mano, explicando que ella no lo entendía. La guía inmediatamente preguntó a todo el resto del grupo si alguien tenía algún problema si la exposición de la visita se hacía en castellano. Unánime respuesta del grupo : NO, no hay ningún problema. Acto seguido visitamos la primera cueva, con las pertinentes explicaciones en castellano. Salimos de la primera cueva, y el grupo de los 15 que encontramos ya había visitado la segunda, por lo que se fueron. Entre ellos la señora castellanohablante. Antes de entrar en la segunda cueva, la guía volvió a preguntar si esta vez todos entendíamos catalán. Todos afirmamos, y tuvimos la segunda cueva explicada en catalán.

Sirva esta anécdota para ilustrar la puñetera realidad lingüística catalana. Aquí no se impone nada, y el castellano está muy lejos de ser perseguido, ignorado y abandonado. Tiene narices que un pueblo con semejante cortesía (29 a 1 y nos sacrificamos todos por ese uno) siga siendo acusado de separatista, desintegrador, insolidario y cuantas lindezas más se ocurran a Federico Jiménez Losantos y su pléyade de seguidores. Un poco más de respeto, por favor.