lunes, 13 de abril de 2009

Moda con morro

España es país de modas. Cuando no nos enamoramos del tenis o del automovilismo, perdemos la cabeza por viajar a New York, o por el turismo rural o por lo que sea. Lo peor es que las modas ya no apuntan solamente a lo material sino también a comportamientos y tendencias.

Una que cada vez tiene más adeptos es la solicitud de un vado frente al portal de tu casa alegando minusvalía. Una vez alegada la correspondiente invalidez, el Ayuntamiento marca una plaza de estacionamiento frente a tu casa y puedes aparcar con toda comodidad sin tener que buscarte la vida como el resto. Nada que objetar si no fuera porque cada vez veo más plazas marcadas con el corrspondiente signo de minusválido, la universal "silla de ruedas". El otro día, buscando aparcamiento en una calle vi hasta cinco huecos, todos ellos reservados para presuntos minusválidos.

¿Presuntos? Sí, ya he visto a, no uno, no dos, ¡tres! individuos con plaza reservada cerca de mi casa (su matrícula coincidía con la señalada en la placa) que después de aparcar salían de sus coches y sin ninguna minusvalía aparente pero sorprendente agilidad (coño, es que por no llevar no llevan ni bastón y uno iba cargado hasta las cejas de bolsas y paquetes) iban a su portal muy cómodos.

No tengo nada contra la reserva de plazas para los discapacitados reales, pero hace 4 ó 5 años no había una puñetera plaza reservada y ahora proliferan por doquier. Exijo a los Ayuntamientos un control estricto de la minusvalía que esgrimen estos individuos, y mano dura para los sinvergüenzas que usan y abusan de esta ventaja social. Tanto listo matará la gallina de los huevos de oro, y lo que hasta ahora era una legítima ventaja para los que realmente la necesitaban se está convirtiendo, posiblemente por dejación de responsabilidades de algún funcionario municiapl, en un coladero.

Estoy por calzarme un bastón de anciano y acercarme al Ayuntamiento. yo también quiero plaza gratis.

viernes, 3 de abril de 2009

No es mi estilo, no

Volviendo a la política que tengo muy olvidada, quizá a propósito, me desayuno hoy con los acuerdos PP - PSOE para gobernar en el Pais Vasco, Euskadi que le llaman otros. De este pacto se ha dicho de todo, desde las derechonas diatribas constitucionalistas conforme es la panacea para derribar al demonio nacionalista, hasta las izquierdosas diatribas conforme es un pacto contra natura y atentado al derecho democrático.

Ni una cosa ni otra. Es un legítimo ejercicio de pacto político, mediante el cual, una mayoría de parlamentarios elegirá a un Lehendakari no nacionalista por primera vez desde el advenimiento de la democracia en España. A muchos les parece chocante pero ya las hemos visto de todos los colores y me parece una prueba tan buena (o mala) como otra. El tiempo lo dirá.

Otra cosa es el encaje de pactos y filigranas que van a tener que practicar día sí, día también el PSOE y el PP, tan lejanos en el resto de materias y tan afines ahora por la necesidad. Patxi López será Lehendakari, gobernará en solitario y contará con apoyo parlamentario del Partido Popular. El apoyo no es gratis y dará mucho que hablar. La política lingüística, santo y seña esencial del PNV-EAJ y sus socios sufrirá importantes reveses y modificaciones a cuenta de este pacto.

Y como dicen que no hay ida sin vuelta, a Lehendakari socialista, tenemos Presidenta del Parlamento Vasco, Arantza Quiroga. Aquí es donde me rebelo contra imposiciones que no son de recibo. No, no vale. Esta mujer no puede ocupar ese puesto. La Presidenta del Parlamento Vasco DEBE hablar vasco. Y por supuesto castellano, faltaría más. Es un deber para con sus conciudadanos y para con sus parlamentarios. Jamás podré exigir a un camarero o a un albañil que hable catalán en Catalunya, o Euskera en el Pais Vasco. De hecho han venido polacos y rumanos no hace tanto tiempo que no hablaban ni catalán ni castellano. Pero a un funcionario público, al que se le paga con dinero público de todos los administrados SI se le debe exigir el dominio de todas las lenguas oficiales del ... (aquí podéis poner la palabra que más os guste, país, territorio, nación, autonomía, nacionalidad, comunidad autónoma, etc., me da lo mismo).

Arantza Quiroga ha sido elegida posiblemente como un elemento arrojadizo más en la lucha del PP por acabar fagocitando a cualquier lengua que no sea su puñetero español. No ha sido por falta de otros/as candidatos/as capacitados. Sin ir más lejos, la también popular (e inicialmente candidata para el mismo puesto) Laura Garrido habla perfectamente euskera y ha sido dejada de lado. El PP argumentará lo que quiera, a mi nadie me hará creer que ha sido por otros méritos, y no por el hecho que una hablaba euskera y la otra no. Una forma más que demuestra el estilo pepero, fino, sutil, de guante blanco, sin estridencias. Elefantes cacharreros y lo que es peor, provocadores, vamos.