jueves, 2 de noviembre de 2006

No era el 3%, era el 11%


Perdón por el título, me he dejado llevar por la imaginación. Sí, un 11% (entre los cuales me incluyo, a mucha honra) ha cambiado radicalmente de parecer con respecto a las elecciones de 2003.

Os preguntaréis de dónde sale esa extraña cifra, que no aparece en ningún periódico ni televisión. Sencillo.

La abstención sube del 37% hasta el 43%. Ahí va un 6%.

Los votos en blanco suben del 0,9% hasta el 2%. Ahí tenemos otro 1%. Sumado va el 7%.

Votos a partidos minoritarios (esos que se votan por pura rabia y despecho), pasan del 1,04% en 2003 al 2,33% en 2006. Otro 1% largo. Para los curiosos, hasta 17 partidos obtuvieron votos sin la conversión a escaños.

Finalmente, el voto descontento, alternativo, cabreado, diferencial (que no de extrema derecha como han catalogado alegremente algunos indocumentados) de Ciutadans que asciende a un 3% desde la profunda nada de 2003.

Sumando, un 11% que en 2003 de una forma u otra todavía confió en el sistema, y que en 2006 ha dado un portazo de dimensión considerable.

Es grave. Es mucha gente (casi 600.000 votantes potenciales) que han dado la espalda o casi al sistema y han derivado a caminos legítimos pero poco esperados y peor recibidos por la clase política. Se veía venir y no han hecho nada. Que sigan jugando a cambiar cromos del Estatut mientras la gente se sigue cabreando cada vez más.

Es tan preocupante como el hecho de que un 48% de los escaños han sido atribuidos a inquilinos piratas (no me atrevo a catalogarlos de ilegítimos). En efecto, abstención + nulos + blancos + otros sin representación alcanzan el 48%. Es decir, bajo mi punto de vista, solamente 70 escaños tienen propietario real. Los otros 65 deberían mantenerse vacíos, en representación de esa masa silenciosa que no tiene otra forma de expresarse que con protestas simbólicas cada 4 años.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi parecer el resultado final no cambia significativamente el panorama político de Cataluña. La única sorpresa ha sido el ingreso con tres escaños de Ciutadans, un partido que en principio me cae simpático, y como aún es pronto para emitir juicios de valores más graves prefiero dejarlo ahí.

También diré que no me ha gustado la campaña de Mas, un político que hace honor a su apellido (lo digo por eso de la ambición). Un personaje con un enérgico mensaje nacionalista dispuesto a dejar en tablas al Gobierno de España y a convertirse en la "Dama" del tablero de ajedrez. El talante de Montilla me agrada más aun no gustándome nada su gestión como Ministro. Pero eso solo son opiniones gratuitas que no valen ni sirven para nada.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Al final no he escrito lo que quería decir: La abstención es señal inequívoca de lo aburrido y desencantado que se encuentra el pueblo, o sea, un suspenso a la clase política.

El 25 de Febrero habrá referendum en Andalucía para legitimar el nuevo Estatuto. Esto de la dialéctica se está convirtiendo en un juego de palabras para ingenieros académicos. Ahora quieren que Andalucía sea una "Realidad Nacional", hay que joderse, con perdón. ¿Alguien puede explicarme qué es eso ?. HAsta ahora hemos sido una Comunidad Autónoma con parlamento propio y todo lo demás, todo el mundo sabe lo que es una Comunidad Autónoma, es un concepto claro que define objetivamente a una institución. Yo siempre he estado cómodo así, pero ahora se pretende que nos llamemos de una manera que no se sabe lo que es y que en ningún caso va a cambiar nada con respecto a la realidad de España, entonces... ¿por qué entrar en debates insubstaciales?. Mucho se han ahorrado los de Castilla y la Mancha que han sido más prácticos, inteligentes y humildes (en el sentido más noble) en su definición para su nuevo Estatuto.

Eso es todo.

Johnny Tastavins dijo...

Gemónides, todo es una inmensa farsa. Los políticos han perdido el norte y solamente aspiran al "y yo más", sin que el pueblo les haya pedido nada de lo que están haciendo. Por supuesto, a los andaluces se la trae al fresco la "Realidad Nacional" (conozco razonablemente bien y de primera mano Andalucía como para decirlo), definición sacada con un sacacorchos de no se sabe qué manifiesto de 1919. ¡Por Dios! Que gobiernen, resulevan problemas y se dejen de sandeces. No lo dudes, una gran parte de la abstención catalana es debida al desengaño acumulado con el tiempo.