Manteniendo lo pasado y mejorando lo presente

Nos gusta conservar y recordar. El gusto por el pasado es general y casi nadie quiere renunciar a aquello que fue y vivió. Álbums, fotografías, películas ... Tranquilos, la sociedad nos lo acabará quitando. Sea la sociedad de consumo, o la del conocimiento, o la del ocio, o la del puro y crudo negocio.

Viene esto a que empecé a usar una colonia muy particular y personal hace un montón de años. Me iba a la "mili". Alguien me regaló una botella, la estrené, me encantó y la seguí usando. A diario. Hasta hoy. Cierto, siempre hay momentos de cambio, de experimentar, de romper con un pasado reciente. Pero siempre acabo volviendo a mi primer olor. Por lo menos al que yo recuerdo como tal.

Bien, la puñetera industria cosmética me lo pone cada día más difícil. Es una colonia de gama media, ni glamourosa ni especialmente cara, y sé positivamente que ha sido un modelo de éxito durante años. Pues nada de todo eso facilita que la encuentre. Tengo que ir a perfumerías de barrio y encargarla. Cuando me la traen ya me avisan que cada vez cuesta más localizarla y me llenan la bolsa de muestras para que pruebe nuevos aromas y me decida por fin a cambiar. Los pruebo pero ninguno como "la mía".

Pues va a ser que no. Soy hombre de profundas convicciones, y aunque tuve que bajarme del burro con el desodorante (simplemente eliminaron del mercado el modelo que usaba) voy a plantar batalla con la colonia. A fin de cuentas, somos como somos, pero también como olemos.

Va per tu Joan, Gavà forever.