
Pero, y solamente un pero. ¿Pena de muerte?
¿Es realmente adecuada la pena capital, ya no solamente para este elemento, sino para cualquiera encontrado culpable de atentar contra la vida de otros? Mi sentimientos se entremezclan. Por un lado creo que debería tener 200 vidas, y pagar con cada una de ellas todos los crímenes cometidos. Habla la intuición, el animal que llevo dentro y ese talión que llevamos casi todos grabados al fuego. Luego reflexiono, cuento hasta 10, y creo que nadie, nadie tiene el derecho a disponer de la vida de otra persona.
Castigarlo, sí, con dureza, la máxima posible, pero no aplicar una pena que no tiene vuelta atrás posible. Afortunadamente somos animales racionales. Y no somos Dios, para disponer de la vida de nadie. Todavía.