Se ha escrito hasta la saciedad sobre técnicas para sugestión. Desde publicidad intensiva, pasando por líneas editoriales insistentes, hasta técnicas como la hipnosis, todo sirve para crear un estado de ánimo determinado frente a un estímulo concreto. Y acabar creyendo algo a base de que me lo cuenten repetidas veces.
Saco este tema a colación porque cada día tengo más claro el poder de sugestión que tienen los medios de comunicación hoy en día. Los mass-media, periódicos, cadenas de TV, radio, agencias de noticias tienen un inmenso poder en las manos. Y lo que no se publica en los media no existe.
Llevamos un tiempo bombardeados con las historias del cambio climático. Adviértase que no entraré a discutir si el famoso Cambio existe o es una maldita falacia. Simplemente apuntar que un machaconeo intensivo de noticias redactadas por periodistas sin conocimientos ha elevado el tema a categoría de estrella. Todos entendemos ahora de niveles de CO2, agujeros en la capa de ozono, calentamiento global, desaparición de especies y desastres sin retorno en el plazo de 50 años.
Increíble. Fascinante. Sin par. Existen registros ambientales en el mejor de los casos durante los últimos 300 años, y basados en eso nos atrevemos a afirmar que el clima cambia. ¡Claro que cambia! Faltaría más. Igual que lleva cambiando durante los últimos 4.500 millones de años. Lo que no me creo es que nadie sepa en qué dirección y sentido. Somos incapaces de predecir un tsunami en Filipinas, o un huracán en New Orleans, pero resultado que somos tan sabios y tan listos que sí conocemos el futuro climático. Por favor, un poco de seriedad.
Leí hace un tiempo un interesante libro, Estado del Miedo de Michael Crichton. Autor de diversos best-seller como Parque Jurásico, Congo o El Mundo Perdido, relata en este libro con habilidad narrativa, los desmanes de una Fundación Ecologista que busca provocar desastres naturales para demostrar la inminencia del cambio climático. Durante la trama, se analizan gráficos de temperaturas en diversos puntos del mundo, sacados de internet, donde se demuestra que en un mismo sitio la tendencia baja o sube en función del intervalo de años considerados. O sea, un potencial manipulador grande. Me pregunto cuánto tiempo durará el debate, y a quién interesa prolongarlo. Como siempre, averigua quién es el benficiario y casi seguro acertarás.
Me acuerdo también de otro famoso tema de sugestión colectiva, no hace tantos años. El mal de las vacas locas. Dejamos todos de consumir ternera en bloque, y los industriales de la carne de vaca pasaron temporadas difíciles. Y de repente, se apagó el interés periodístico (y de alguien detrás) y pasamos a poder comer ternera, y hacer caldo con sus huesos. Ojo, cuando el periodo de incubación de la enfermedad es de hasta ¡10 años! Pero si los media no dicen que hay problema, nos lo creemos y punto.
Hace dos años, lo mismo con la gripe aviar. Se dejó de comer pollo después de una campaña furibunda donde nos contaron de las muertes de dos o tres docenas de personas. No nos contaron que esas personas, de regiones remotas en China y Vietnam, origen muy humilde, y nefastas condiciones de higiene, vivían materialmente mezclado durante años con las aves. Eso no evitó que cundiera el pánico en toda Europa y se esquilmaran granjas de aves donde había muerto un animal. Las incidencias en Asia siguen en los niveles habituales, pero eso ya no es noticia, y volvemos a comer pollo.
¿Sugestión o Información? Yo me lo sigo preguntando. Para sugestión prefiero la magia, y de la buena.
Saco este tema a colación porque cada día tengo más claro el poder de sugestión que tienen los medios de comunicación hoy en día. Los mass-media, periódicos, cadenas de TV, radio, agencias de noticias tienen un inmenso poder en las manos. Y lo que no se publica en los media no existe.
Llevamos un tiempo bombardeados con las historias del cambio climático. Adviértase que no entraré a discutir si el famoso Cambio existe o es una maldita falacia. Simplemente apuntar que un machaconeo intensivo de noticias redactadas por periodistas sin conocimientos ha elevado el tema a categoría de estrella. Todos entendemos ahora de niveles de CO2, agujeros en la capa de ozono, calentamiento global, desaparición de especies y desastres sin retorno en el plazo de 50 años.
Increíble. Fascinante. Sin par. Existen registros ambientales en el mejor de los casos durante los últimos 300 años, y basados en eso nos atrevemos a afirmar que el clima cambia. ¡Claro que cambia! Faltaría más. Igual que lleva cambiando durante los últimos 4.500 millones de años. Lo que no me creo es que nadie sepa en qué dirección y sentido. Somos incapaces de predecir un tsunami en Filipinas, o un huracán en New Orleans, pero resultado que somos tan sabios y tan listos que sí conocemos el futuro climático. Por favor, un poco de seriedad.
Leí hace un tiempo un interesante libro, Estado del Miedo de Michael Crichton. Autor de diversos best-seller como Parque Jurásico, Congo o El Mundo Perdido, relata en este libro con habilidad narrativa, los desmanes de una Fundación Ecologista que busca provocar desastres naturales para demostrar la inminencia del cambio climático. Durante la trama, se analizan gráficos de temperaturas en diversos puntos del mundo, sacados de internet, donde se demuestra que en un mismo sitio la tendencia baja o sube en función del intervalo de años considerados. O sea, un potencial manipulador grande. Me pregunto cuánto tiempo durará el debate, y a quién interesa prolongarlo. Como siempre, averigua quién es el benficiario y casi seguro acertarás.
Me acuerdo también de otro famoso tema de sugestión colectiva, no hace tantos años. El mal de las vacas locas. Dejamos todos de consumir ternera en bloque, y los industriales de la carne de vaca pasaron temporadas difíciles. Y de repente, se apagó el interés periodístico (y de alguien detrás) y pasamos a poder comer ternera, y hacer caldo con sus huesos. Ojo, cuando el periodo de incubación de la enfermedad es de hasta ¡10 años! Pero si los media no dicen que hay problema, nos lo creemos y punto.
Hace dos años, lo mismo con la gripe aviar. Se dejó de comer pollo después de una campaña furibunda donde nos contaron de las muertes de dos o tres docenas de personas. No nos contaron que esas personas, de regiones remotas en China y Vietnam, origen muy humilde, y nefastas condiciones de higiene, vivían materialmente mezclado durante años con las aves. Eso no evitó que cundiera el pánico en toda Europa y se esquilmaran granjas de aves donde había muerto un animal. Las incidencias en Asia siguen en los niveles habituales, pero eso ya no es noticia, y volvemos a comer pollo.
¿Sugestión o Información? Yo me lo sigo preguntando. Para sugestión prefiero la magia, y de la buena.