lunes, 3 de agosto de 2009

Economía sostenible


Metidos en plena crisis todo el mundo se pregunta cuándo y cómo vamos a salir de ella. Los agoreros y catastrofistas dicen que va para largo. Los yuppies de Wall Street que no han muerto en el intento ya ven brotes verdes. Los gobernantes de la vieja Europa no tienen puñetera idea y Obama va por libre.


La verdad es que no es nada fácil pronosticar y menos todavía acertar. Me centraré sin embargo, en lo que considero "zanahoria" esencial para la salida de la crisis : CRECIMIENTO.


Si os fijáis bien, todo se mide en base al mes anterior, al año anterior o a cualquier dato anterior. El maldito porcentaje. Si se crece, cojonudo, adelante, no hay problema. La crisis ha venido precisamente cuando mercados como la vivienda, el automóvil o incluso la bolsa se han venido abajo. Índices negativos por doquier, los loros de la comunicación repitiendo las mismas consignas sin tener puta idea de lo que dicen (a los pronosticados fines del mundo cuando las vacas locas me remito), gente agobiada y atosigada por hipotecas impagables y bancos mezquinos.


Quien más quien menos se ha parado a pensar un poco, le ha visto las orejas al lobo (más lejos o más cerca) y la gran mayoría ha tomado medidas caseras para aguantar el tirón. Vacaciones más cortas o directamente no-vacaciones, demorar los grandes gastos sine-die, reparar y no comprar, etc.


Bueno, eso no va a durar siempre y en un momento u otro cambiaremos el chip y empezaremos a comprar. ¿A qué ritmo? Esa es la clave. Dicen (y yo me lo creo) que esta crisis va a modificar profundamente algunos hábitos de nuevos ricos que habíamos adoptado con alegría en los últimos años. Las cenas con marisco, los puentes a Londres o a Praga, las compras de ropa-cara-porque-me-da-la-gana, el culto al marquismo, el vivir en fin por encima de las posibilidades de cada uno se va a acabar.


Y llego al punto donde mis ideas me llevan. Eso no es bueno ni malo. Simplemente es. Quien cambiaba un coche a los 5 años posiblemente se plantee ahora cambiarlo en 10. Quien iba al restaurante a cenar dos veces por semana quizá no lo haga en 6 meses. Quien perdía el culo por un cocodrilo en la camiseta, o por encontrar unos pantalones rotos!! pero eso sí, de marca surfera descubrirá que el textil vale mucho menos de lo que le pedían pagar. Quien viajaba a troche y moche saldrá a pasear tranquilamente por los paseos y avenidas de su pueblo o ciudad, y si acaso saldrá en contadas ocasiones a un ritmo mucho más sostenible.


Sostenible ... Bendita palabreja. Clave de nuestro futuro inmediato. Los lobos y buitres que nos han llevado a la situación que vivimos desearían ya un borrón y cuenta nueva, crecimientos desbordados y huir hacia adelante. Pisos a 1 millón de euros, inflaciones falsamente controladas, todo siempre más y más caro, coches siempre mejores, nuevas necesidades ... Salir de la crisis por ese camino es garantía de otro batacazo en menos tiempo, y el doble de duro. Espero que nuestra sociedad occidental sabrá reconocer que el crecimiento sostenible pasa por una asunción de necesidades razonable.


Cuando nosotros tiramos ropa, o muebles, o aparatos electrónicos, en otras sociedades, en otros mundos están deseando echar mano a nuestros desechos. Lo que para nosotros dejó de tener valor, para ellos sigue siendo valioso. Esa es la cultura que perdimos y la que nos ha llevado al abismo.

Hoy todo es desechable, todo se tira, nada se reutiliza. Envases de plástico o vidrio se tiran a la basura con una alegría que da miedo. Nos han incitado a la vida fácil, a la cultura del derroche, al pensamiento de que mañana habrá más de todo y para todos. Falsas expectativas, asquerosas mentiras! Volvamos, como digo, al consumo responsable. Al remiendo, a la costura, a la reparación, a aprovechar lo que tenemos hasta que realmente deje de ser útil. Huyamos de la falsa necesidad. Le haremos un favor al planeta, a nuestra sociedad, y sobretodo y por encima de todo, a nosotros mismos.